jueves, 3 de septiembre de 2015

Capítulo 1: El Fin del Mundo

Las sombras la rodearon, aprisionaron sus brazos y piernas con fuerza, trató de gritar pero le rodearon la boca y el cuello, como si de una serpiente constrictora se tratasen. Y cuando tuvo la certeza de que no había sido sino otro truco del Hombre Tenebroso para ganarse un alma humana, cuando supo que se había dejado engatusar y que moriría asfixiada por las sombras… Entonces se resignó a perecer, no sin antes lanzarle a su atacante la mirada más cargada de odio que pudo teniendo en cuenta su precaria situación. Pero cuando sus miradas se cruzaron no lo vio satisfecho, sino igual de agotado que al principio.
-Eres nuestra última esperanza -susurró el Hombre Tenebroso con un hilo de voz.
¿Qué? Quiso preguntar la joven. Pero su atacante abrió de golpe los puños y las sombras la soltaron. No le dio tiempo a sentirse aliviada. Por un segundo le pareció volver a sentir el suelo bajo sus pies, pero entonces se elevó a una velocidad vertiginosa, alejándose de todo cuanto conocía. El Hombre Tenebroso, las sombras, la trastienda, la ciudad, el mundo, las estrellas… Todo pasaba por su lado y se esfumaba antes de que pudiera asimilarlo ¿o era ella la que se movía demasiado rápido? Presa de la conmoción se desmayó en pleno viaje cósmico y perdió la noción del tiempo.

-Hey… Hola… ¿Te encuentras bien? -oyó que preguntaba una voz femenina. Como no sabía qué responder, siguió con los ojos cerrados. Le daba miedo abrirlos.- De acuerdo, tendré que hacerlo… No sé si es lo más indicado, pero algo habrá que probar.
¡Plas! Sintió el impacto de una bofetada bien dada en su mejilla. Abrió sus ojos almendrados con gesto malhumorado.
-¡Oye! -se quejó.
¡Plas! La chica que tenía delante le abofeteó la otra mejilla.
-¡Pero si ya he abierto los ojos! ¡Hasta he hablado! ¡He dicho “oye”! -espetó enfadada.
-Ay… Lo siento… No tengo muchos reflejos, la mano ya iba en camino -se defendió la otra chica, con voz dudosa.- Al menos con la primera cachetada he conseguido despertarte. ¿Cómo te encuentras?
Tampoco sabía cómo responder a eso. Miró a su alrededor, aturdida.
-¿Dónde estamos? -preguntó bruscamente.
A su compañera no pareció importarle su mal humor. Se aclaró la garganta y le mostró su mejor sonrisa.
-Estamos en la biblioteca. Y yo soy Bella. Bella de Beaumont.
-Ese es un apellido francés. -Dijo para sí misma.
-Bueno, es que soy francesa. ¿Qué ocurre con eso?
Entonces un impulso se apoderó de ella y abrazó a Bella con todas sus fuerzas, llorando desconsoladamente.
-¡Oh, eres francesa! ¡Eso quiere decir que sigo aquí, en una biblioteca en la que nunca he estado, pero al menos sigo en el mundo! ¡Todo ha sido una pesadilla! O un intento fallido del Hombre Tenebroso de enviarme… ¿Cómo lo había llamado? Oh, qué más da, ¡estoy a salvo! No sabes lo mal que lo he pasado, Bella… ¡Gracias por tus bofetadas!
Ahora era Bella la que estaba confusa.
-De nada, supongo… Y gracias por esta muestra de cariño tan… repentina. Pero creo que necesitas saber algo. Veamos… ¿cuál es tu nombre?
-Tiana.
-¿Tiana qué más?
-Tiana y nada más. No tengo apellido.
-Vaya, qué curioso… En fin, verás, Tiana… No sé cómo es que conoces mi lugar natal, es posible que seamos del mismo mundo, aunque no pareces francesa… Por esos rasgos yo diría que podrías… Bueno, me estoy yendo por las ramas. -Se volvió a aclarar la garganta.- Siento decirte, Tiana, que no estás en tu mundo. Ahora mismo nos encontramos en el tercer piso de la Biblioteca de Fidgetweed. Has aparecido de la nada hace cinco minutos.
El rostro de Tiana mostró una expresión de puro terror.
-¿Acabas… de decir… Fid… Fidget…? -Tartamudeó presa del pánico. Se llevó una mano al corazón para tratar de detener la taquicardia que la había invadido.
-Fidgetweed -asintió Bella con suavidad.
-¡No lo digas! -chilló Tiana agarrándose la cabeza.
-¡Pero si me lo has preguntado tú! -respondió Bella en el mismo tono, empezando a perder la paciencia.
Tiana no respondió. Se abrazó las piernas y apretó la frente contra las rodillas, con sus ojos fuertemente cerrados. Se sumió en un ataque en shock en el que repetía una y otra vez “no puede ser, no puede ser” mientras Bella la miraba preocupada, sin saber qué podía hacer para calmarla, pero con miedo a hacer cualquier cosa por si la asustaba más. Al final se sentó a su lado y, despacio para no alterarla, le rodeó los hombros con el brazo. Tiana apoyó la cabeza en su hombro aún sin dejar de temblar.
-El mundo… Se está acabando. -Empezó a explicar- Cada vez hay menos estrellas, a veces se apagan, a veces la luz de las supernovas dura días enteros, pero los días de oscuridad son muchos más. El Sol se está apagando también. Casi no quedan animales, las plantas se están marchitando todas, nunca llueve y cuando es así el agua es corrosiva… Por no hablar de los terremotos que azotan el mundo cada vez más violentamente. Sinceramente… Yo no daba más de un año antes de morir todos de hambre o matarnos entre nosotros.
Bella entrecerró los ojos, la noticia del mundo de Tiana no la había dejado indiferente. Quiso responderle, decirte que allí estaba a salvo, pero se tomó unos segundos para encontrar las palabras adecuadas. Segundos que Tiana aprovechó para seguir con su historia.
-El Hombre Tenebroso es un timador. Sabe hacer trucos de vudú, pero jamás pensé que realmente se desenvolviera con la magia negra. La cosa es… Que estaba esperándome cuando salí agotada de trabajar. Me dijo que tenía un trabajito ideal para mí, y yo como tonta lo seguí a la tienda. ¿Qué podía hacer sino, si mis compañeros y yo nos morimos de hambre? Total, que en la tienda de vudú empezó a decirme cosas que no entendía: que yo era la última maga de la Tierra, que se lo había dicho Evangeline, que podía evitar las catástrofes que sucedían, que debía conducir al mundo a otro presente alternativo… Y que me llevaría a Fidg… Al sitio ése del nombre raro… Bueno, donde estamos ahora… Y que allí lo entendería todo. Pero ¿sabes, Bella? Sigo sin entender nada.
Tiana suspiró y cerró los ojos por unos instantes, aún recostada sobre el hombro de Bella. Después de soltarlo todo se sentía un poco más ligera, pero no menos asustada. Miró a su nueva amiga, como esperando que ella que ya estaba allí desde antes le resolviera todos sus problemas. Finalmente Bella habló.
-Bueno Tiana… La verdad, no conozco a mucha gente de por aquí aún, pero sé que es un golpe difícil de asimilar para casi todos el hecho de aparecer aquí. Me incluyo. Aunque desde luego te llevas la palma. Normalmente se nos avisa mediante una carta y se nos facilita la manera de venir. Pero tú has aparecido aquí de repente… En fin, entiendo que estés confundida. No te preocupes, lo poco que conozco de aquí es bastante pacífico, hasta interesante me atrevería a decir. ¿Quieres que te enseñe el Colegio cuando te encuentres algo mejor?
Tiana frunció el ceño confundida. Las respuestas sólo le generaban más preguntas.
-¿Colegio?
-Eso es. ¿Te parece bien?
-Supongo…
-Bien -dijo Bella con una sonrisa. Entonces extendió con suavidad la mano y un libro colocado en un estante lejano cruzó parte de la biblioteca levitando y se posó sobre ella sin hacer ningún ruido. -”Fidgetweed: Guía del Colegio para aprendices novatos”. Menudo título le han puesto. Si la pobre Acedera levantase la cabeza…
Pero Tiana no escuchaba, tenía los ojos desorbitados.
-¡¿Cómo has hecho eso?! ¡Es magia! -casi chilló.
-Bueno, sí, es magia… Aunque sólo se hacer ésto. Mover objetos pequeños con la mente. Por eso estoy aquí, la magia es innata en mí y por eso la directora me envió una carta para que empezase a estudiar aquí. Dentro de cinco años seré una maga y podré hacer… Bueno, de todo. Igual que tú, supongo. Depende de lo que quieras hacer a partir de ahora.
Tiana respiró hondo.
-Bueno… Magia… Magia -repitió la palabra como para creérsela-. Supongo que no me queda otra. A ver si el Hombre Tenebroso me habrá enviado aquí realmente porque necesita ayuda… Debo descubrir quién es Evangeline, que es todo eso del presente alternativo… Ay -se frotó las sienes-. Es demasiada información. Hace media hora sólo pensaba en dormir las cinco horas que me quedaban antes de volver al trabajo.
Bella sonrió ampliamente.
-¿Entonces te quedas? ¡Qué alegría! -le cogió las manos- Si lo que dices es cierto, hay alguien que tiene grandes planes para ti, Tiana. Pero tienes cinco años para descubrirlos y llevarlos a cabo. ¿Qué te parece si nos concentramos ahora en que te sientas mejor? ¿Te apetece una taza de té calentito? Luego podemos ir a las cuadras del profesor Porter, tiene toda clase de criaturas fascinantes…

Tiana se dejó llevar por el entusiasmo de Bella y por primera vez en mucho tiempo, sonrió. No era una sonrisa forzada para atender al cliente, de esas que llevaba diez años practicando. Era una sonrisa de verdad. Quizá por eso no le dolieron las mejillas como de costumbre. “Vaya, realmente sienta bien sonreír” pensó. No entendía por qué sonreía. Estaba en otro mundo, al que había llegado sin ser invitada, donde al parecer debería cambiar el mundo y además todo funcionaba con magia, algo totalmente desconocido para ella. Pero la amabilidad de Bella era contagiosa, y quizá fue el estar por primera vez en su vida en un mundo que no se le caía a pedazos encima lo que le hizo sentirse por una vez, segura.




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